jueves, 24 de noviembre de 2016

Unamuno por el Uces

Este próximo domingo recorreremos el Río Uces, a estos lugares por los que caminaremos se refirió Unamuno de una manera breve pero intensa.

Baja el Duero por tierras de Zamora, tendido en la llanada y espaciándose por ella, mas al ir a entrar en la provincia de Salamanca, dividiendo a esta de Portugal, hacia donde rinde el Tormes sus aguas, entre Fermoselle y Villarino, se mete entre las entrañas de la meseta castellana para ir a entrar en tierra portuguesa. Resquebrájase la meseta en hondos desgarrones, mostrando al descubierto sus berroqueñas entrañas, pedernosos cimientos de la ceñuda tablada de Castilla. El agua terca, que talla las rocas gota a gota y con secular trabajo, ha ido carcomiendo su peñascoso lecho y buscando salida entre esguinces y revueltas. A la distancia media adivina el hondo tajo por donde el Duero corre; la ondulante llanada parece ir a perderse suavemente sin solución alguna de continuidad en las estribaciones de la Sierra de la Estrella, que cierran, hacia Portugal, el horizonte. En uno de los repliegues de este terreno se ocultan los hondos tajos, las encrespadas gargantas, los imponentes cuchillos, los erguidos esfayaderos, bajo los cuales, allá, en lo hondo, vive y corre el Duero, ya espumarajeando las rocas que aún no han cedido a su tozuda labra, ya despeñándose en desniveles, ya, por fin, zumbando bajo los peñascos de las espundias. A trechos las paredes y escotaduras del tajo se adulciguan, y se tienden las pendientes para recibir, sobre revestimiento de tierra vegetación bravía y cuidados de cultivo. A estos declives que bajan al río  se les llama arribes en toda la ribera, es decir, en la región salamanquina que bordea el Duero y afronta Portugal.


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