jueves, 1 de mayo de 2014

Crónica: Sierra de Gata

Existen ciertos lugares que ya desde la noche de los tiempos llamaron la atención de nuestros antepasados. Muchos de ellos están en lugares altos, cumbres que debido a una silueta llamativa se las reconoce a kilómetros de distancia, dando la sensación de que constantemente nos observan y controlan nuestros actos. Más tarde, con la llegada de las religiones aprovecharon esta coyuntura y fueron ofrecidos a sus dioses, esos que además todo lo juzgan. En nuestra provincia, los más llamativos son La Peña de Francia y el pico Jálama, al que precisamente ascendimos siguiendo las sendas que bien conoce Ángel.



Y es que Ángel es un buen conocedor de su Robleda natal, con su comarca, el Rebollar y la Sierra de Gata, por lo que para él resulta un honor y un placer enseñárnosla. Esta actitud ya se advierte en la forma de introducirnos con los comentarios que nos obsequia en el autobús, en cada ocasión que nos acercamos por su territorio. Puedo asegurar que este domingo llegamos todos empapados, pese a no llover, de su tradición folklórica, mezcla de música, acontecimientos locales, versos y dialecto de la zona.

Otra de las cosas que hay que reconocerle es su gusto por llevarnos por antiguos caminos empedrados, martirio de los cansados pies de senderistas, pero una maravilla para el resto de sentidos. Caminos bien trazados que unían las dos mesetas, buscando los resquicios para poder salvar el Sistema Central. Pero lo que verdaderamente le pierde es su obsesión por los oteros y cuanto más altos, mejor. Hay que entenderle e imaginárselo allá en los tiempos del blanco y negro, ascendiendo por ellos para poder ver con sus ojos y soñar con los nuevos aires de libertad republicana que empezaban a respirar sus vecinos portugueses. Esas impresionantes imágenes las vimos el domingo: allí el blanco de la Sierra de la Estrella, más abajo Guarda, incluso la silueta de Monsanto, el pueblo que creció entre las rocas... y a él, me lo imagino gozoso, al fin llegó el día en el que nos podía enseñar todo "su mundo".

Hoy voy a aprovechar para acordarme de las personas que cumplen con el trabajo más desagradable que se realiza en nuestro grupo, el que desarrollan los guías de cola, esos de los que prácticamente nadie se acuerda. Y es que hay que reconocer que debe ser una verdadera tortura el ir empujando a la gente que gusta hacer fotos, a los que recolectan, los botánicos, los que les gusta hablar con los lugareños... y es que esta es la salsa de nuestra actividad, ya que no sólo realizamos un deporte, más bien es una amalgama de pequeñas aficiones. En esta ocasión fueron, Mati y Nati las que hicieron el sacrificio, aunque ya son expertas en estas lides, formando un buen equipo.

Fotografías de Vicente Martín, Francisco Labrado, Alberto Hernández, Alfredo Domínguez y Carlos de Dios. Recorrido.

1 comentario:

  1. Una de las cosas más bonitas de esta vida es hacer las cosas bien y que haya gente que lo reconozca.
    Señores guías: Angel y Mati + ayudantes. Cronista. Fotógrafos. Señor del bus. Organización en general.
    ¡Todo muy bien! Mi reconocimiento y agradecimiento por los esfuerzos.A seguir así...

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