lunes, 14 de abril de 2014

Crónica: Sierra de Gata

El pasado 30 de marzo realizamos la primera de las dos salidas que en esta temporada se desarrollarán por la Sierra de Gata. Los guías eran Ángel Sánchez y el amigo Juan Calvarro. Pocas veces una marcha produjo tantos nervios en los días previos como en esta ocasión: escasa demanda excusada en la dificultad, dudas sobre hasta dónde llegaría el autobús o qué tiempo haría en la cima. Pero la marcha "reina" (utilizando el paralelismo ciclista) de la temporada "andayana" se realizó de forma aceptable si bien debe ser explicada.


El amigo Floren, de Martiago, prestó atención durante los días previos: que si llovía, que si nevaba, que si sale el sol, etc. Y es que Ángel es así: muy responsable y nos mantiene a todos alerta. Floren a última hora del sábado nos enviaba fotografías sobre lo que nos encontraríamos pocas horas después. Si bien el recorrido transcurrió por varias altitudes, como atestiguan nuestros fotógrafos, y nos encontramos con sol, viento, nieve, lluvia, frío y calor.

Floren, que sólo llegó hasta la Boya Grande, nos recuerda que el recorrido tuvo que comenzar tres kilómetros antes por los problemas de acceso del autocar. En consecuencia los planes cambiaron y se accedió hasta La Ventanera por la vereda que discurre por un barranco, una alternativa más corta a la pista que llega desde el fortín. Desde La Ventanera y faldeando la Bolla Chica por la Vereda de los Carboneros conducimos nuestros pasos hasta el ascenso a la Bolla Grande a la vez que también subía la altura de la nieve.

Pero la ascensión no fue lo más duro de la jornada, lo fue el descenso. Se realizó por un cortafuegos recientemente removido y con bastante inclinación por lo que la mayoría de los senderistas pusieron a prueba sus piernas padeciendo en días posteriores las consiguientes agujetas.

El cansancio reinó en el resto del recorrido, aunque éste fuese más llevadero. Después de comer en Robledillo afrontamos una nueva ascensión, sin prisa, puesto que la pendiente era larga e inclinada y comprometida en su afán por terminar de machacar a los supervivientes y hacerse un hueco entre los tramos más recordados.

Después sólo quedaba bajar, pero sin dejar de prestar atención porque la lluvia había convertido el terreno en resbaladizo. La llegada a Ovejuela fue la de la llegada a la "tierra prometida". Resguardados en un bar, en el que se estaba fenomenal, descansamos mientras probamos un estupendo chorizo flambeado con brandi el cual no dejamos de saborear en nuestro regreso a Salamanca.

Esta zona tan olvidada de la geografía, quizás por encontrarse entre dos autonomías, es una auténtica maravilla que tiene su propio encanto. Pese a los destrozos de la repoblación y de los posteriores incendios, lo poco que queda de bosque original es como si estuviera sacado de un cuento.

Las prisas, el hambre, la sed y la lluvia no nos permitieron prestarles la atención que merecen localidades como Ovejuela o Robledillo.

Además de agradecer a Ángel, Juan y Floren su tiempo, su trabajo y sus preocupaciones para que la actividad se desarrollara bien, no podemos concluir esta crónica sin otorgar una mención especial a Jesús Serradilla quien ha recuperado dos veredas por las que hemos pasado.

Fotografías de Alfredo Domínguez, de Vicente Martín, de Francisco Labrado, de Alberto Hernández y de Florencio Rodríguez. Recorrido.

2 comentarios:

  1. Inolvidable marcha... increible recorrido, paisaje y buen hacer de organizadores. Gracias amigos. ¡Fotògrafos, maravillosos!

    ResponderEliminar
  2. Quiero agradecer a todos los participantes, responsables del grupo, etc vuestra colaboración. Sin vuestra participación estos paseos no se convertirían en realidad. Pido disculpas a aquellos que sufristeis las consecuencias de la bajada del cortafuegos. Creo que el resto compensó ese esfuerzo.
    Un abrazo a todos.

    ResponderEliminar