jueves, 27 de febrero de 2014

Crónica: Duero Internacional

Que yo recuerde esta ha sido la primera vez que realizamos tres rutas en una misma salida. Os cuento: comenzando por la segunda, la que parte de La Fregeneda y termina en Vega Terrón, según mi opinión podría ser el mejor camino de Las Arribes para quien quiera pasear por sus campos adornados con almendros. Tuvimos suerte y éstos estaban en su punto de máxima floración. Sorprende que pese al crudo invierno en el que aún estamos inmersos, la primavera esté dando sus primeros pasos.

Ya digo que la ruta es un clásico dentro del senderismo charro, pero nuestros guías, Javier y Carmen son fervientes defensores de la línea férrea que por aquí aprovecha las trincheras naturales de los ríos Morgáez y Águeda, nos acercaron a un apartado mirador desde el que pudimos admirar el abandonado puente del Lugar, obteniendo un primer contacto con esta colosal obra de ingeniería. Resulta desconsolador el estado de abandono que padece, pero en los últimos años, la Asociación Tod@vía está llevando a cabo una labor de rehabilitación de manera subsidiaria, por la vergonzosa desidia de nuestras administraciones. Para comprobar los resultados de este trabajo altruista nos acercamos al Puente de las Almas, recientemente abierto al disfrute peatonal.

Saltándonos el guión del calendario de nuestro grupo, nos pareció buena idea la de no cargar con el bocadillo y degustar el bacalao del restaurante de Vega Terrón, que para eso estábamos prácticamente en tierras portuguesas.

La tercera ruta fue totalmente diferente: distinto país, pasamos a Portugal; distinto río, abandonamos el Águeda por el Mosteiro y totalmente distinto el paisaje: si el castellano era generoso y ondulado, el portugués era bronco y tortuoso. Aquí más bien parece que el río hubiese tenido que abrirse paso a codazos entre pliegues, sinclinales, fallas... pero para nosotros fue una estupenda lección de geología práctica, decorada además con pinturas y grabados prehistóricos. Para ello tuvimos que seguir una antiquísima calzada empedrada, que de manera ingeniosa atraviesa estos parajes.

Por último me queda contaros la primera de las rutas. Esta no fue senderista, fue el propio viaje en el autobús. Mal día eligieron quienes pensaron en disfrutar de una relajante siestecita matinal en tan largo camino, ya que Javier, micro en mano, no paró de hablarnos de restaurantes, miradores fantásticos, nieblas sobre los ríos, conventos y castillos, nos contó historias de emprendedores, amores y trabajos. Debe ser que estas tierras las conoce y las quiere bien.



Fotografías de Alberto Hernández, Javier Hernández, Alfredo Domínguez y Vicente Martín. Recorrido de La Fregeneda a Vega Terrón y de la Ribeira de Mosteiro.

5 comentarios:

  1. Queridos guías, Javier y Carmen
    ¡Maravillosa ruta!, disfrutamos a tope...
    Las fotos, como siempre, preciosas.
    Solo una pequeña sugerencia para la organización en adelante. Terminar las rutas en un lugar donde se pueda uno relajar... tomarse una "cervecita", un "cafelito", un agua... comentar la jornada o echarse unas risas.
    No tener que esperar a nadie que quiere alargar su paseo para disfrutar más de la naturaleza. Así se contenta a todo el mundo y evitamos malas caras y prisas...
    Besos para todos... ¡sois geniales... ¡anda ya!!

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  2. Así estaba previsto. Nos recogía el autocar a las 18,30 y nos acercaba a Barca d´Alva, donde podríamos contemporizar entre nosotros, con nuestros vecinos portugueses y con los colegas de La Facendera que también "andaban ya" por allí...
    ¡Menos mal que no habíamos quedado formalmente con la gente de los bares más cercanos a la carretera, como habíamos hecho con Manolo en La Fregeneda!
    (Para evitar precisamente la broma aquella, que corrió de boca en boca, de que sólo habría treinta cervezas en todo el pueblo y eso que ni siquiera sabíamos entonces que los "facenderos" nos habían podido comer, digo beber, la partida).
    Lo de tener que esperar fue, en este caso, un añadido (una hora acumulada, finalmente) que todos tuvimos que aguantar y que deseamos que no se repita, porque es una falta de consideración de una persona a toda la Organización. Y no digamos ya, cuando entran en consideración terceros, como el guía al que yo mismo había invitado para que nos acompañase en Portugal o el mismo conductor del autobús que veía cómo se le echaban encima las horas disponibles. Afortunadamente, un garbanzo no estropea cocido y pienso que fue una jornada redonda, aunque no olvido que una de las cosas más bonitas que pudimos ver fueron precisamente eso, plegamientos, retorcimientos, caos aparente...en el Sinclinal de Poiares.
    Abrazo, JavierHM

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  3. Un garbanzo no estropea el cocido pero si que hizo que la digestión de la marcha acabara con malestar general porque ya se estaba mas con el pensamiento de la llegada a casa y del autocar que con el buen sabor de boca de la caminata y bacalao.
    Se ve que hay alguna persona que aun desconoce la normativa de la asociación en la que indica que debemos de ir en grupo y no retrasar la marcha.

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    1. Dicen que el que esté libre de pecado que tire la primera piedra y que es más fácil ver la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio. Por ejemplo, los guías la dejaron a su suerte y pudimos tener problemas más graves. Es muy fácil arrojar a cierta gente a los leones.

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  4. Antes que nada un comentario a la crónica. De esta ruta, me gustó desde el primer momento la presentación. La hice y me encantó. A mí, que no suelo dormir en el autocar, es el viaje mas ameno que recuerdo, gracias a Jesús y a Tina.
    Puede parecer absurdo, pero yo después de hacer la ruta estoy ansioso porque me narren, en la crónica, lo bien que lo hemos pasado. Tengo sospechas, cada vez más fundadas, que la mayoría de las crónicas las hace Eduardo, sea quien sea, me encantan y esta especialmente.
    Estoy totalmente de acuerdo con Vicente en lo de las cervezas. Yo y la gente con la que estaba las tuvimos que dejar a medias por las prisas. Puedo tratar de entender los horarios del conductor, pero no entiendo las prisas de los participantes. Me recuerdan al carrefour, dando vueltas a lo tonto y al llegar al final (cajas) dando en los tobillos al de adelante porque tienen prisa. Si vamos a pasar el día, no entiendo que de repente queramos llegar cuanto antes a esta añorada ciudad. Lo de que sólo había treinta cervezas no era ni broma ni bulo, yo lo confirmé sin notario, no sé si había o no.
    Gracias a todos los que os habeis implicado, vuestro esfuerzo, en mi opinión, ha merecido la pena.

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