Como en cada salida de ¡Anda Ya!, una vez más caminamos bajo la amenaza de que cayese sobre nuestras cabezas toda la furia de los cielos. Los pronósticos una vez más no se cumplieron y fue así como disfrutamos del protagonista del día: el agua. En todas sus versiones y utilidades, en forma de rocío sobre las hojas, en fuentes para beber o asearse tras el largo y cansado camino. Con su fuerza, pudiendo mover los oxidados engranajes de la sombra textil. Sirviendo como entretenimiento para nuestros antepasados más privilegiados, en fabuloso jardín renacentista. Seguimos su curso desde el humilde reguero hasta el bravo río, asombrándonos de los puentes de hierro o piedra, que sirvieron para soñar con poder volar sobre sus aguas.
Además tuvimos un privilegio, Carmen y Santi, que nos enseñaron su tierra, como quien enseña la casa a unos amigos, con orgullo y encantados viendo la cara de satisfacción y asombro de todos nosotros.
Fotografías de Eduardo Pérez (vídeo). Recorrido.
Eduardo, muchas gracias por todo:la crónica, las fotos, el vídeo con la música. En definitiva, todo belleza incluido, por supuesto, el paisaje.
ResponderEliminarMiguel Málaga